Conocí a Ken Robinson gracias a su charla Ted, una de las más famosas de todas, llamada "¿Las escuelas matan la creatividad?". Pregunta que, cada vez más, se pone sobre la mesa. Bueno, quizás no tanto en el 2020, porque en este año atípico los chicos hacen lo que pueden con tema escolar y las maestras y los padres, también. Pero sacando la pandemia de lado, no es novedad que cada vez más educadores se preguntan acerca del presente -y futuro- de la educación.
En el libro de Robinson, The Element, que me recomendó mi querida @resetbyximebeilin, el autor desarrolla temas como la pasión, el talento y el sentido de la vida. Define al "elemento" como aquello que disfrutamos hacer, y que hacemos bien. Es decir, el amor a la actividad más el talento serían los dos ingredientes para encontrar nuestro Elemento, aquello que desarrollaremos con felicidad.
Como siempre, para hablar de todo esto Robinson echa mano de su humor; al leer, me lo imaginaba narrando en voz alta y largué alguna que otra carcajada. También reflexiona acerca de la educación, de cómo transformarla (más que reformarla) y brinda ejemplos inspiradores de personajes que van desde Matt Groening hasta Paul Mc Cartney.
Entre otras ideas interesantes, el autor aclara que NO hay edad para encontrar nuestro elemento (salvo que quieras ser bailarina de ballet profesional y tengas 82, en la mayoría de los casos estás a tiempo de abocarte a ello).
Si escuchaste mi Podcast sobre el Ikigai, quizás el concepto de Elemento te sea conocido. Y sí: en ambos casos se nos invita a encontrar nuestra vocación. Porque vibrar al unísono de nuestro elemento, nuestro ikigai o como te guste llamarlo a vos, es lo más cercano que tenemos a una promesa de felicidad. Digo promesa y no garantía, eh. Las garantías no existen.
Como les conté en mi podcast, en mi caso el Ikigai o Elemento llegó al animarme a patear el tablero y dejar la carrera familiar (Derecho), para en cambio apostar a lo que en prestigiosos cursos vocacionales solo me recomendaban como "hobby": leer y escribir.
Ahora, contame vos: ¿te sentís en tu elemento? ¿Estás perdido, sin idea alguna de qué te puede hacer vibrar? ¿O tal vez sospechás que tu vocación va hacia algún lado y no te animaste a explorarlo aún? Si este es el caso, quizás leer a Robinson te ayude. Te deseo que disfrutes el proceso y lo transistes con mucha conciencia. Porque la vida es hoy, y no hay como vivirla abrazando a nuestro Ikigai.
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