Hoy te quiero invitar a este desafío de 21 días de journaling, palabra que "está de moda" y que seguro escuchaste nombrar, aunque tal vez no entiendas del todo qué quiere decir. El término viene del inglés y deriva de la palabra journal, que significa "diario" en español. Es una herramienta de bienestar, porque estimula el autoconocimiento. Al escribir, todos los días, sobre aquello que tenemos en la cabeza -y en el corazón-, la idea es que podamos descargarnos y ordenar nuestras emociones y pensamientos. Lo ideal es poder escribir todos los días a un horario semejante, pero lo perfecto es enemigo de lo bueno y, además, lo que me gusta del journaling es que invita a soltar las exigencias. También se recomienda que escribas siempre en el mismo soporte pero, de nuevo: ¡hacé lo que puedas! Lo relevante, a mi entender, es que donde vayas a escribir se convierta en un espacio íntimo para poder conversar con vos misma. Podés usar el cuaderno que te acerco acá, digitalmente, o escribir con lápiz y papel. No importa tanto el dónde ni el cómo: para el journaling no hace falta "escribir bien" ni tener pretensiones poéticas. Solo hace falta comprometerte a escribir sobre eso que estás sintiendo, para poner en marcha la conversación interior y que, así, el journaling se convierta en esa "arma para el combate espiritual", tal como la describió Michel Foucalt.