Hace poco charlábamos de los rituales en la pareja y coincidíamos en que estos se usan, sobre todo, al inicio de la relación. Al final también, aunque tal vez no siempre de modo consciente. Pero ¿qué pasa durante la relación? ¿Invitamos a los rituales a nuestra mesa? ¿Sabemos que son una gran herramienta para ponerle onda a la tan temida rutina? La rutina nos hace sobrevivir el día a día, mientras que los rituales nos guían toda la vida, diría Esther Perel. Y explica también que las rutinas son acciones concretas, repetitivas, que nos ayudan a desarrollar habilidades mientras creamos continuidad y orden. Nos ayudan a crear familiaridad. "Los rituales, en cambio, son rutinas elevadas por la creatividad, llevadas a cabo con intención, imbuidas con significado". Las rutinas y rituales tienen mucho en común, por ejemplo, nos ayudan a crear estructuras predecibles, a delinear tiempos y espacios y tienen efectos estabilzadores, pero la diferencia está en cómo nos ayudan a elevar nuestras relaciones. La propuesta que nos hace Perel es que los rituales formen parte de nuestra vida cotidiana, para convertir lo mundano en significativo. ¿Un ejemplo muy pavo? Poner la mesa todas las noches es una rutina, pero decorarla con flores, velas y linda vajilla, es un ritual perfecto para una noche especial. Puedo lavarme los dientes todas las noches al lado de mi marido, pero si en ocasiones le dejo la pasta puesta en su cepillo, puede ser interpretado como un lindo gesto. "La diferencia está en los detalles y en lo que simbolizan para nosotros", dice Perel. Otras ideas de rituales: -salir a comer sin chequear el teléfono -chusmear fotos del pasado y charlar de los recuerdos que nos traen -armarse una cuenta privada de emails donde mandarse, de vez en cuando, cartas -dejar notitas con lindos mensajes, por ejemplo abajo de la almohada o en el cajón de ropa interior
Te invito a que sumes tus ideas de rituales y cerramos con esta frase de Perel: "Todas las relaciones son historias. Los rituales nos ayudan a contarlas".