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Guía para sobrevivir al Sawgrass

Charlemos del Sawgrass.

Durante años, este mall colosal representaba todo lo que

odiaba de los malls de Miami; jornadas enteras de encierro, moquete

sucia y berreta, oleadas de gente desesperada por comprar... colas

eternas, mala selección de productos en los locales y un patio de

comidas deprimente.

Hoy vivo Miami desde otro lado, y desde hace un tiempo decidí amigarme también con el Sawgrass: entender que es un mal necesario. En especial, aprendí a no pretender abarcarlo todo en un día, sino tomármelo muy relajada, a mi ritmo y con estos

tips en mente:

-nunca ir los fines de semana. Tampoco los lunes, cuando los locales

están saqueados después de las muchedumbres domingueras. Lo mejor es

ir miércoles o jueves, cuando hay menos gente y ya repusieron el

stock.

-ir con la lista bien definida de las marcas a las que te interesa

entrar. No es un mall al que ir de paseo, porque no es lindo y sino te

absorbe: sin darte cuenta, te puede tomar el día entero. Yo voy con la

idea bien clara de lo que necesito (o quiero) y trato de limitarme a

eso. En mi caso: Marc Jacobs, Zadig & Voltaire, All Saints (aunque las

últimas veces la selección era horripilante), Club Monaco, J. Crew,

Ralph Lauren…

-Si buscás productos de belleza, pasá por Bar+Beauty.

-¿Querés un nuevo par de anteojos? No dejes de ir a Saks, donde

encontrás las mejores marcas a precios regalados. Estamos hablando de

Gucci, Miu Miu y Saint Laurent a menos de 200 USD.

-The Colonnade es la zona con las mejores marcas. Además, suele ser la

menos concurrida, porque no todas son accesibles. Es cierto que no

siempre hay gran disponibilidad de talles, pero vale la pena chusmear

tus preferidas, porque podés llevarte gratas sorpresas... en especial,

si buscás carteras.

-Cortá el día con un rico té en Paul.

-Y para cerrar, el mejor de los datos: el otro día, me tiré el lance y le pedí un descuento al cajero de Ralph Lauren. ¡De caradura total! Al principio me dijo que no, claro, pero me hice la simpática, le llorisquée un poquito -pero tampoco tanto- y… me largó el 20%. Es que, Estados Unidos es el imperio de los vouchers y descuentos; yo SABÍA (¿intuición femenina?) que algún cuponcito el buen hombre tenía que tener. Así fue, y así debe ser en casi todas las marcas…

En el peor de los casos, si del otro lado del mostrador te toca una

cara más agreta, sabé que si tenés línea de celular estadounidense, te

registrás en la web del local en cuestión y también te hacen descuento

(chequéalo antes con el vendedor, pero suele ser así). “El que no

llora no mama…”: frases sabias si las hay.





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