Depresión posparto. Psicosis posparto. Psicosis puerperal o, lisa y llanamente, puerperio: diferentes nombres se asignan a diferentes reacciones que manifiestan las mujeres en uno de los momentos más desafiantes de su vida; nada más y nada menos que el haber dado a luz.
Para hacer un poco de catarsis y teñir a este martes con un poco de humor, repasemos algunas de las bizarreadas que han hecho lectoras amigas en esta etapa bisagra:
-poner la pava eléctrica en la hornalla y prender fuego la cocina.
-salir con toalla en la cabeza y el cochecito a la calle. ¿El bebe? Feliz de la vida con su paseo, hasta que cuadras después te das cuenta de que nadie lo está mirando a él, sino a vos y tu turbante.
-meter las llaves del auto en el freezer y no encontrarlas hasta horas después, al abrir la puerta para descongelar tu leche.
-tomar litros y litros de mate cocido siguiendo el consejo de que así se genera más leche, para tener que ordeñarse después con palangana al lado de la cama (el sacaleches fue inventado hace años, pero...).
-quedarse despierta hasta las 4 am haciendo maratón de mates con tu marido, a ver si así producís más leche.
-ir a la plaza el mismo día que te dan de alta en el sanatorio con los puntos a flor de piel, por la maldita culpa hacia el primer hijo, destronado. Menos mal que las calesitas te dejan sentarte de costado.
-salir a comprar cosas innecesarias e inútiles, como repuesto de relleno de almohadones, llorando todo el camino en auto hasta la tienda.
-extrañar a tu mamá como nunca antes y a cada rato.
-tenerle pánico a tu suegra por pensar que te quiere chafar a la criatura.
-tirarle una mamadera a tu marido por la jeta en pleno ataque hormonal.
-tardar más de una hora en entender cada mecanismo del huevito, cochecito y todos los ITOS bartulosos de por ahí, para terminar perdiendo la pulseada.
-tratar de desenredarte el pelo pero no tener tiempo mientras la cría llora, y decidir cortártelo por arriba de los nudos.
Y sí. Lo cierto es que, si lo pensás, tener un hijo es, un poco, una locura. Pero qué linda es la vida cuando es loca, y además, ya lo dijo Huidobro: "Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco".