¿Por qué cuesta tanto recibir elogios...? Pareciera ser un arte. ¿Es porque tenemos baja autoestima y no creemos que sean verdad? ¿Es porque sospechamos que nuestro interlocutor nos está engolosinando con algún fin? ¿Acaso nos da miedo que nos piensen arrogantes si nos mostramos satisfechos cuando hablan bien de nosotros? Muchas veces, al recibir un elogio lo primero que hacemos es desmentirlo con un: “Ay no, nada que ver". Otras veces, nos brota la necesidad imperiosa de acotar algo (por ejemplo, ante un "qué linda campera", en vez de limitarnos a un "gracias" necesitamos explicar que nos salió dos mangos), y también solemos pasar la pelota a quien nos elogió: "Ay no, vos sos más". En ocasiones la incomodidad es tal, que directamente nos quedamos callados o desviamos el tema de conversación. Yo realmente admiro a la gente que sabe recibir halagos con gracia, altura y humildad. A mí me cuesta un montón. Pero también estuve del otro lado, halagando a alguien -de corazón- solo para notar la incomodidad que causaban mis palabras. Desmotivada, hay veces en que eso me ha llevado a dejar de elogiar, lo cual es una pena, porque si hay algo que me gusta, es decir en voz alta lo que creo destacable. Me siento deshonesta y hasta deshonrada guardándolo para mí. Otra cosa que disfruto es contarle a la gente cuando escuché que hablaban bien de ellos. ¿Cómo callarme algo así? Aplaudo el círculo virtuoso que se genera al propagar mensajes positivos de terceros 💫 En suma... Me encantaría que hagamos un desafío grupal. La próxima que nos den un elogio, lo recibiremos como lo que es: un regalo que hay que agradecer con un gracias, humilde y sincero, que no nos tiene que avergonzar; y cuando veamos algo en el otro que consideremos destacable, lo vamos a decir en voz alta. Y que la rueda empiece a girar