Anoche jugábamos a las cartas con mi marido y una amiga cuando empezaron a entrar los Whatsapps desde Argentina, preguntando si estábamos bien. Sí, lo estamos. Gracias a Dios. Hoy nos levantamos, salimos a pasear, recorrimos el castillo de Windsor y saboreamos el paisaje inglés (también algún que otro hidrato 🙈). Las llagas del terrorismo están abiertas, pero el país sigue de pie. ¿Es soberbia? ¿Es negación? No, es la certeza de que una ideología extremista no nos va a paralizar. Quieren aterrarnos y, sin dudas, sus actos son brutales. Pero la apuesta es a seguir con nuestras vidas, sin pensarlo dos veces. No les vamos a dar el gusto. Lamentablemente, no se puede arrestar la idea que encarna lo que es una perversión del islam. Pero sí podemos seguir de pie, disfrutando a la tierra que engendró a Shakespeare, los Beatles, McQueen y los Stones. Con la certeza de que el odio trae odio y el miedo se propaga. Y con la prudencia que amerita el caso. Pero ponemos la otra mejilla. Y seguimos de pie.
