Dice Martin Fletcher, de The Independent: "Cualquiera que haya amado y sufrido una pérdida, o simplemente sufrido, debería leer este libro, y releerlo y releerlo".
Y yo coincido.
Siempre es un placer leer a Julian Barnes, y más cuando se muestra en su faceta más sensible y vulnerable. El autor de Sense of an Ending escribió Levels of Life como tributo a su mujer, la difunta Pat Kavanagh, y nos ofrece una autopsia del dolor, escrita con la objetividad y precisión digna de un discípulo de Flaubert.
Este libro reúne tres historias, a priori aisladas, que terminan por revelar conexiones sutiles. En esta obra, tan honda aunque breve, Barnes nos atrapa no solo por los temas que aborda (el amor persistente más allá de la muerte, la aventura de vivir, los desafíos, la pérdida y el dolor), sino por su forma, tan original.
Al igual que en Opton B, libro que ya reseñé, en Levels of Life el viudo se muestra resentido con su entorno que deja de nombrar a su mujer, por incomodidad. Para algunos, es típico de Occidente: ocultar la muerte lo más rápido posible...
Gran parte de la crítica coincide en que este es uno de los retratos más lúcidos y descriptivos sobre la aflicción y el duelo que se hayan escrito en lengua inglesa, después de Una pena en observación (E.M. Forster).
Alguna de las frases magistrales de Barnes son:
“Cada historia de amor es en potencia una historia de aflicción. Si no al principio, más tarde. Si no para uno, para el otro. A veces para ambos”.
“Es lo que muchas veces no comprenden aquellos que no han atravesado el trópico del duelo: el hecho de que alguien haya muerto puede significar que no está vivo, pero no significa que no exista”.
“Hay dos tipos de soledad esenciales: la de quienes no han encontrado nadie a quien amar, y la de quienes se han visto privados del ser amado. El primero es el peor. Nada es comparable a la soledad del alma en la adolescencia".
Léelo con lapiz en mano. No vas a parar de subrayar.