Hoy cedemos la palabra a Inu Agosta, colega a quien admiro mucho, para que nos deje algunas nociones sobre la relación entre la literatura y el cine.
Y dice así...:
"No me gusta la literatura, yo solo miro series y películas". Muchas veces escuché esta frase y siempre me pregunto: los que la dicen ¿se habrán puesto a pensar en que muchos de los recursos de narración del cine y la televisión son originalmente literarios? No es porque yo sea una ferviente defensora de los libros (que lo soy) pero realmente, aunque no nos demos cuenta, el discurso literario es la base de muchos otros discursos que consumimos diariamente.
Por eso es que cuando hablamos de "literatura y cine" se abre un abanico gigante de enfoques. Pero quizás el que todos alguna vez abordamos, consciente o inconscientemente, es el de la adaptación de una obra literaria a la pantalla grande.
Por lo general solemos caer en el cliché de hacernos la pregunta "¿fue la película fiel al libro?" y para los que son muy fanáticos de la obra en papel la respuesta suele ser "no". Pero en las últimas décadas investigadores de literatura comparada llegaron a la conclusión de que esta forma de encarar la comparación ya está superada: lo interesante no es enfocarnos en la fidelidad sino analizar las relaciones de cercanía y de lejanía que se establecen entre las dos obras. Y es que, como dice una gran estudiosa del tema, Neira Piñeiro, la literatura y el cine comparten ciertos códigos y estructuras generales pero en muchos casos "ofrecen diferentes soluciones a los mismos problemas". Me encanta esa afirmación porque equivaldría a decir que cada discurso cuenta la misma historia de distintas formas según las herramientas que tiene. Si partimos de esa base vamos a poder apreciar mucho más las dos obras en su individualidad.
No hay dudas de que la imaginación es un arma muy poderosa. Lo que imaginamos cuando leemos nos puede parecer mucho más real que cualquier cosa que observemos. Y lo que pasa en el cine es que entre el espectador y la obra literaria original se interponen muchas subjetividades, principalmente tres: la del guionista que la adapta, la del director que la lleva a cabo y la del montajista, que es un titiritero invisible pero muy poderoso. Pero, como en muchas otras cosas en la vida, ¿no es enriquecedor tener distintos puntos de vista?
La pregunta que podríamos hacernos entonces es qué nos dejó la película por sobre lo que ya nos había dejado el libro. Qué nos aportó. Cómo usó sus recursos para llevarnos a un universo paralelo por encima de nuestra propia imaginación.
En la historia del cine hay muchísimas adaptaciones de obras literarias, desde pequeños mitos hasta sagas completas. ¿Cuál es la adaptación de libro a película que más te gustó? Mis tres adaptaciones favoritas son:
"The great Gatsby" (2013, Baz Luhrmann) protagonizada por Leo Di Caprio. La película está basada en la novela del mismo nombre que fue escrita por Scott Fitzgerald en 1925. Luhrmann recreó de una manera mágica todo el universo de Gatsby y me parece que lejos de arruinara, la novela se corona viendo la película. Hay varias escenas que me dejaron sin aliento.
"Anna Karenina" (2012, Joe Wright) protagonizada por Keira Knightley. Está basada en la novela homónima que escribió León Tolstói en 1877. La estética de la película es muy interesante porque por momentos parece ser una obra de teatro de la que vemos no solo la escena que se desarrolla entre los personajes sino también todos los hilos que se mueven alrededor del escenario. Para mi este es un gran acierto por parte del director porque usa los recursos de la imagen que tiene el cine para hacer la misma crítica social que hace Tolstói en la novela (apariencias, falta de autenticidad, etc.).
"Breakfast at Tiffany's" (1961, Blake Edwards) protagonizada por Audrey Hepburn. Está basada en el libro que escribió Truman Capote en 1958. En el caso de esta adaptación ambas obras son contemporáneas y eso permitió que Capote participara de la elección de los actores y demás decisiones del film. La principal diferencia entre las dos obras es el tono cómico romántico de la película que claramente la hace más marketinera. Pero para mi, lejos de simplificar o ir en desmedro de la novela, la película aporta otro enfoque un poco más alegre y optimista y eso enriquece la historia de Capote.
"Desayuno en Tiffany's" es la única de mi listado que podrías encontrar en Netflix. Pero esta increíble plataforma tiene títulos de adaptaciones para todos los gustos. Estos son solo algunos: "Orgullo y prejuicio", "El cielo sí existe", "Perfume de mujer", "Love, Rosie", "Forrest Gump", "The Firm: sin salida", "La otra reina", "Matilda", "El padrino" (I, II y III), "El lobo de Wall Street", "Madame Bovary", "La hija del general", "El hilo rojo".
Va de yapa un dato de color: a veces es el film el que inspira la escritura del libro. En 1991 se publicó la adaptación literaria del guión original de una “peliculita” que tuvo cierta repercusión: “La sociedad de los poetas muertos”.
¿Y la relación entre literatura y series de televisión? Ese es otro universo que comentaremos en algún otro post.
¡Gracias, Inu! Es un lujo tenerte por acá.
@inuliesquotes
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