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Todo lo que brilla...

Comparto esta reflexión de mi amiga @barbiehart. Comulgo 100% con su visión. La reescribirla, pero no hay ni una coma que agregar. Y dice así...:

"Let´s show our scars and fill them with love"

Entre las cosas más lindas que conocí gracias a trabajar en Shiseido y sumergirme en la cultura japonesa está el Kintsugi (o Kintsukuroi): un método japonés para reparar cerámicas quebradas utilizando una mezcla de laca con oro, plata o platino. La filosofía detrás de la técnica es reconocer la historia del objeto y en vez de tomar el quiebre como algo para esconder o tapar, se incorpora a la nueva pieza, que se revaloriza por la mezcla utilizada. Este proceso da como resultado cerámicas mucho más lindas que las originales.

El otro día a mi roomie se le rompió un plato que era de mi abuela y mas allá del desapego que Marie Kondo me está haciendo trabajar, me trajo esto a colación y me despertó una serie de preguntas y pensamientos. Cuán parecidos somos las personas a estas cerámicas, andamos todos un poco rotos, y cuán genial sería que tomemos esta filosofía en nuestras propias vidas. Vivimos en una sociedad que condena los fracasos, las equivocaciones y todo lo relacionado con un ¨mal¨ desempeño. ¿Acaso no aprendemos grandes lecciones al equivocarnos? ¿Cuánta tolerancia nos tenemos a fallar? ¿Cuánto miedo? ¿Cuánta compasión mostramos ante las equivocaciones de otros? Y, más importante: ¿hacia nosotros mismos? ¿Por qué no empezamos a revalorizar el serial persona? ¿Esa que en su proceso y con sus cicatrices, tiene la resiliencia de seguir adelante? A aceptarnos, perdonarnos y con un poquito de trabajo querer esas cicatrices que nos trajeron hasta acá. Y ayudar a otros a que hagan lo mismo. Mostremos nuestras cicatrices y llenémoslas de amor. Hay mucha gente que ni se da cuenta, pero que si las pintáramos tipo Kintsugi las veríamos caminar doradas, brillando por la vida.


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