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NO a las dietas


¿Cataste todas las rabas de cada chiringuito amigo? ¿Saliste como loca y coronaste cada programa con su merecido bajón? Entonces, es posible que, para arrancar el otoño, quieras hacer alguna suerte de régimen. Justamente, de esto me pidió que hablarámos una de mis queridas lectoras.

Primera aclaración: luego de haber probado cada una de ellas (proteica, sin harinas, Atkins, gluten free, gluten full), me declaro NO fan de las dietas. En mi experiencia, no sirven. La privación es contraproducente; al menos a mí, me genera más ganas de comer aquel alimento prohibido, tal como le pasó a Eva con la manzana (?).

En cambio, sí creo en formar hábitos saludables, que puedan mantenerse en el tiempo.

Hace unos años probé la Medicina Tradicional China y me gustó su mirada sobre la alimentación, que no tiene nada que ver con contar calorías ni obsesionarse con las porciones del plato.

Desde ya, el tema es complejo y da para miles de posts. Cada cuerpo es diferente y pide un cuidado distinto. Además, aclaro que NO soy nutricionista, así que no quiero meterme en terrenos engorrosos; simplemente, comparto ciertos principios que aprendí de esta escuela y que me han servido mucho:

-comer de todo un poco. Mortificarte con privaciones te contamina más que si vivieras a comida chatarra. Ya lo dijo Oscar Wilde… “Everything in moderation, including moderation”. Vos sabrás cuál será tu permitido, cuándo y por qué. Cuando yo dejé de demonizar a postres, pastas y budines (ay Dios, mis preferidos), empecé a regular cuándo comerlos y, automáticamente, bajó mi obsesión por ellos.

-lo “light” no sirve, porque en general estos alimentos están llenos de ingredientes tóxicos que a la larga al cuerpo le cuesta procesar. Por ejemplo: en vez de comprarte una mermelada light, llena de ese veneno llamado edulcorante, probá la St. Dalfour, que además de ser más rica, sólo está endulzada con el jugo natural de las frutas y no tiene azúcar agregada. Bonus point: cuando se termina, podés usarla como un divino florero, tal como muestro en la segunda foto. Si sos fan de la Bonne Maman, te tengo malas noticias… su envase es divino, sí, pero es una de las mermeladas con mayor cantidad de azúcar del mercado.

-no le tengas miedo al chocolate, porque dice la medicina china que no engorda, sino que va directo al corazón… aunque, cabe aclarar, por chocolate se refieren al cacao. Cuanto más cacao tenga el que elijas, mejor.

-adecuá tu alimentación a las estaciones. En otoño, por ejemplo, época en que hasta la naturaleza indica que debemos replegarnos hacia adentro y almacenar combustible para enfrentar el invierno, está bueno que los métodos de cocción sean más largos. Pensá en eliminar verduras crudas y jugos fríos, y sumá arroz integral, avena, quinoa, mijo y verduras como calabazas asadas.

-una buena opción para el desayuno es la fruta y el licuado es una gran forma de ingerirla. Pero, como comentaba recién, en esta época no conviene que esté muy frío, así que en vez de hielo podés agregarle una cucharadita de canela y jengibre. Si, encima, sumás semillas de lino (remojadas desde la noche anterior), te sacaste 10 felicitado.

-siempre que puedas, priorizá las harinas integrales. Y respecto a este punto: OJO, porque muchos productos que se venden como tales, en verdad sólo llevan un leve porcentaje de harina integral y el resto es harina blanca, procesada. Leé siempre las etiquetas con atención.

-si tenés que pecar, mejor que no sea a la noche. Y si salís a comer afuera y te gusta el pescado, aprovechá... porque suele ser de los platos más livianos.

-quizás tenés la voluntad de comer mejor pero te faltan ideas. No descartes anotarte en alguna clase de cocina saludable. Avisame dónde vivís y encontramos alguna por tu zona.

En fin, el tema da para rato, y eso que ni entré en la discusión de si los lácteos son buenos, qué onda la moda veggie y los jugos detox… Quedará para otra vuelta. Ustedes, ¿algún tip que quieran compartir?



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