Decía Marcel Proust: “Acaso no haya habido días de nuestra infancia tan plenamente vividos como (…) los pasados con un libro preferido”. Leo esta frase y pienso en Roald Dahl. Me remite a esas tardes de verano en las que, a falta de dispositivos que empiezan con I, yo devoraba libros, siempre con ganas de aprender más inglés. Matilda, Charlie and the Chocolate Factory, Witches, Going Solo, Boy… Algo tienen las historias de Dahl, que apelan a chicos (y no tanto) de todos los rincones. Un día de caminata por Windsor me topé con el cuadro de la segunda foto y tuve que comprarlo. Hoy sólo hago un paréntesis para proclamar: Viva Matilda, viva Roald Dahl... y que viva la lectura en la niñez. Tuve una infancia soñada y los libros fueron gran parte de ella. Agradezco a mi colegio que nos impulsaba a participar en el Leatón (¿alguien más conoce ese concurso?). Agradezco a mi padre que siempre nos fomentó la lectura, el piano (aunque en eso no le hice caso) y el inglés. Jamás escatimó en regalarme ejemplares de Sweet Valley o The Baby Sitters Club y, quienes me conocen, saben que las Olsen deben gran parte de su imperio billonario a los libros y merchandising en el que él invertía en sus viajes. Después vino Harry Potter, mucho antes de que en la Argentina fuera conocido, gracias a que mi viejo había leído la crítica en The New York Times… Hay quien me objetaría: “No estás nombrando a grandes autores de la literatura universal. ¿Las Olsen? ¿The Baby Sitters Club?”. Esto mismo me achacaba la directora de primaria. Bueno, yo creo que cualquier acercamiento a la lectura es válido. Pretender enamorar a los chicos con el Quijote cuando difícilmente estén preparados para entender la modernidad de Cervantes puede ser contraproducente: quizás logre que nunca más quieran leer. El otro día una lectora me recomendó una lista de autores para chicos. Se las paso, porque confío mucho en su criterio: -argentinos: Margarita Mainé, Silvia Schujer, Ricardo Mariño, Laura Devetach (Monigote en la arena es un clásico), Isol, Graciela Montes, Pablo Bernasconi (Cuero negro, vaca blanca) y, claro, María Elena Walsh -en inglés: además del ya nombrado Dahl, Eric Carle, Dr. Seuss, Anthony Browne.
Vayan para todos los niños que leen este espacio, para los padres que quieran inculcarles la lectura, o para adultos con ganas de malcriarse con la siempre sabia literatura infantil.